Más de un millón de personas con enfermedad mental en España, el 75% en desempleo
El rechazo social hacia las personas con problemas de salud mental disminuye a medida que aumenta el contacto.
El próximo viernes, 10 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Salud Mental, conmemoración que nos invita a reflexionar sobre la percepción de estas patologías por parte de la sociedad, así como el grado de participación de las personas que tienen un problema de salud mental en la vida social y laboral.
Para ello, la Fundación Adecco y Grupo 5 han unido su conocimiento y expertise en integración laboral y salud mental, respectivamente, encuestando a 300 ciudadanos mayores de edad, de los cuales 144 tienen algún tipo de enfermedad mental o un familiar muy cercano que la padece.
Escasa participación en la vida laboral
Actualmente, existen en España más de un millón de personas con problemas de salud mental, según la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES).
Los datos de la presente encuesta desvelan que el 75% de estas personas se encuentra desempleada, mientras que sólo el 25% trabaja.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: ”esta cifra demuestra que nuestra sociedad está aún muy lejos de normalizar los momentos por los que pasan las personas con enfermedad mental. Siendo el empleo una de las principales herramientas de inclusión social, han de impulsarse mecanismos de sensibilización para “cambiar miradas” y percepciones hacia estas personas, que muchas veces tienen un alto potencial de talento si se les da la oportunidad y si se encuentra una ocupación adecuada a sus necesidades”.
Confusión respecto al término
Definir el concepto de enfermedad mental puede antojarse complicado, sin embargo, y atendiendo a la definición de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Enfermos Mentales, se trata de una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje, el lenguaje, etc. Ello dificulta la adaptación al entorno cultural y social en el que vive la persona y crea malestar subjetivo.
Mediante la presente encuesta, hemos querido conocer el grado de conocimiento de estas patologías por parte de la sociedad, para lo que hemos pedido a los encuestados que nombren una enfermedad mental que conozcan. Las respuestas han desvelado que la más conocida es la esquizofrenia en cualquiera de sus variantes (un 50,8% de los encuestados la ha nombrado), seguida del trastorno bipolar o de la personalidad, con un 13,4%. Les siguen la depresión y la ansiedad, con un 5%.
Por su parte, un 20,8% ha mencionado patologías concretas, más específicas como la anorexia y menos frecuentes como los Trastornos Obsesivos Compulsivos o la Tricotilomanía, dentro de éstos.
Sin embargo, es destacable un 10% que ha nombrado alteraciones que no son enfermedades mentales, mostrando con ello que aún existe un destacable desconocimiento en torno a la salud mental. Los errores más recurrentes han sido identificar el Síndrome de Down con enfermedad mental (es una discapacidad intelectual), así como el Alzheimer (realmente es una enfermedad neurodegenerativa que aparece a partir de los 65 años).
Problemas de Salud Mental más conocidos | |
---|---|
Esquizofrenia en todas sus variantes | 50,80% |
Trastorno bipolar o de la de personalidad | 13,40% |
Depresión o ansiedad | 5,00% |
También hemos realizado la pregunta de forma inversa, nombrando las patologías y pidiendo a los encuestados que valoren si se trata o no de una enfermedad mental. Un 12% de los encuestados responde afirmativamente que el Síndrome de Down es una enfermedad mental y un 33% así lo considera del Alzheimer.
Estas respuestas demuestran que aún sigue existiendo un palpable desconocimiento en torno a la salud mental y sus implicaciones.
“Etiquetas” distorsionadas
Durante la encuesta, hemos realizado con los participantes el ejercicio de mencionar la primera palabra que se les viene a la mente cuando escuchan “esquizofrenia”, por ser ésta la alteración más común y conocida.
En primer lugar, hemos analizado las respuestas en el caso de las personas que no tienen ningún tipo de relación con las personas con problemas de salud mental. En este caso, es llamativo como un 42,8% de las respuestas se han asociado con términos negativos como “locura”, “dolor”, “peligro”, “problemas”, etc. Según Alejandro Arribas, Director de Grupo 5, Gestión y Rehabilitación Psicosocial : “estas respuestas reflejan un importante miedo a lo desconocido. La percepción de las personas que así han respondido está distorsionada por la imagen transmitida por los medios de comunicación pero no se ajusta a la verdadera realidad”.
Sin embargo, es curioso cómo la cifra se reduce cuando le formulamos la misma pregunta a las personas que sí tienen contacto con la enfermedad mental, ya sea por tener un familiar cercano que la padece o por ser un profesional de la salud. Así, en torno al 30% define negativamente el concepto, pero un 70% nos proporciona una perspectiva más optimista, o al menos realista, con términos como “ayuda”, “aprendizaje”, “control”; “empatía” o simplemente “persona”. Según Alejandro Arribas: “en este caso, se aprecia cómo la cercanía con la enfermedad mental permite a las personas mejorar la percepción de las mismas y abrirse a nuevas realidades. Sin embargo, las etiquetas negativas recogidas en ese 30% son aún muy significativas y ello demuestra la importancia de seguir trabajando por ayudar a las personas con enfermedad mental y a sus familias, a que se sientan parte activa de la sociedad, sin barreras”.
Por último, hemos realizado el mismo análisis con las personas que padecen en primera persona un problema de salud mental. En este caso, ha resultado llamativo, incluso alarmante, cómo un 71% de los encuestados asocia la enfermedad mental a sustantivos negativos como “dolor”, “sufrimiento” o “locura”.
Según Mª Teresa Ruiz, Directora del Centro de Rehabilitación Laboral “Espartales Sur” de Alcalá de Henares perteneciente a la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid: “el autoestigma, es decir, el que existe en la propia persona con enfermedad mental, es un reflejo del impacto que la huella social deja como consecuencia de la discriminación existente. Se han documentado efectos adversos en las expectativas de recuperación, en el nivel de funcionamiento psicosocial y en la autonomía. La legitimización percibida en las consecuencias sociales que reciben y que son acordes con los estereotipos negativos presentes en la sociedad hace que sea necesario activar el mayor número de mecanismos posibles que contribuyan a normalizar la vida de las personas con una enfermedad mental”.
Estigmas más frecuentes
La experiencia de Grupo 5 en la atención a personas con problemas de salud mental, ha permitido identificar algunos pensamientos distorsionados que habitualmente se asocian a ellas. Nuevamente, se han analizado las respuestas por separado, en el grupo de personas que no tienen ningún tipo de relación con la enfermedad mental y en aquéllas que sí la tienen. Los resultados desvelan que vuelve a cumplirse el precepto de que, a mayor relación con la enfermedad mental, menor estigma.
Así se refleja en los siguientes gráficos. Como se aprecia, los valores en negro (totalmente de acuerdo con el pensamiento estigmatizado) son más altos en las personas que no tienen relación con la enfermedad mental y los valores en rojo (totalmente en desacuerdo con el pensamiento estigmatizado) son superiores en el caso de las personas que conviven más de cerca con ellas.
Uno de los estigmas más llamativos es el relacionado con el empleo. Como se aprecia en los gráficos, un 11% de las personas que no tienen relación con la enfermedad mental presenta algún grado de acuerdo con la idea de que no deberían trabajar, siendo mayor el porcentaje de aquéllas personas que están muy de acuerdo con ello (5%), seguido de un 3% que está bastante de acuerdo. Sin embargo, ninguna de las personas que tiene algún tipo de relación con la enfermedad mental se ha mostrado conforme con este hecho, lo que reflejaría una muy buena tolerancia con la enfermedad mental.
Empleo y salud mental
El empleo es el principal vehículo de normalización e inclusión social. Sin embargo, como hemos comentado en el primer epígrafe, la participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral es escasa, ya que tres cuartas partes (75%) se encuentra desempleada. La importancia de servicios y programas de orientación profesional y apoyo al empleo van a facilitar el desarrollo profesional, la empleabilidad laboral y la colocación efectiva en el mercado de trabajo de este colectivo de personas con problemas de salud mental.
La presente encuesta ha querido identificar qué hay detrás de esta cifra y cómo influye el estigma a la hora de que estas personas accedan al mercado laboral en igualdad de condiciones.
Para ello, se ha realizado la siguiente pregunta a los encuestados: Si tuvieras una empresa, ¿contratarías a una persona con problemas de salud mental? Una vez más, los resultados reflejan que el grado de rechazo es mayor, cuanto menor es la cercanía a la persona con la enfermedad mental. Así, un 91% de los que tienen relación con ésta, contratarían sin ningún problema a la persona siempre que encaje en el puesto, cifra que desciende hasta el 52% en el caso de las personas ajenas. Un 45% de estas últimas se decantaría siempre por la persona sana, en igualdad de condiciones, porcentaje que cae drásticamente hasta el 6% en las personas que sí tienen relación, que apostarían por darles una oportunidad.
Otro indicador para medir esta variable ha sido la siguiente pregunta: ¿Cómo te sentirías si te comunican que vas a tener un compañero con esquizofrenia con el que debes trabajar habitualmente? Es llamativo como casi la mitad de las personas que no tienen relación con la salud mental (45%) se muestra muy reticente, admitiendo que a priori no se sentirían cómodas. Esta cifra desciende hasta la mitad entre las personas que tienen más contacto con la enfermedad mental (22%).
Por último, la presente encuesta ha medido la percepción de la sociedad sobre el empleo de las personas con problemas de salud mental. Se aprecia, nuevamente, como el prejuicio es mayor en el caso de las personas sin relación con la enfermedad mental.
Contra la discriminación: convivencia e interacción
A la luz de los datos desprendidos en esta encuesta, queda patente la importancia de potenciar el contacto y la relación como mejor receta para combatir la discriminación.
Según Alejandro Arribas de Grupo 5: “en los últimos años se han impulsado interesantes campañas de sensibilización muy positivas, consistentes en lanzar mensajes ajustados a la realidad de lo que supone tener una enfermedad mental. Si bien, se hace necesario incidir en estrategias que promuevan el contacto real si verdaderamente queremos sensibilizar y eliminar las barreras presentes en la sociedad, y para ello una de las vías más efectivas son acciones conjuntas que promuevan el contacto directo, a través de roles igualitarios en entornos naturales en donde haya una responsabilidad compartida entre instituciones públicas, empresa y sociedad en su conjunto”.
Según Abelardo Rodríguez, Coordinador técnico de la Red pública de atención social a personas con enfermedad mental de la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid: “ante esta tarea de Lucha contra el Estigma debemos de seguir trabajando juntos tanto las administraciones como las entidades sociales, asociaciones de profesionales, las empresas y las asociaciones de familiares y afectados para lograr mejorar la imagen social de este colectivo y para atraer y hacer cómplices y corresponsables de este esfuerzo a los Medios de Comunicación; y para entre todos contribuir a reducir el estigma social que sufre este colectivo, mediante el desarrollo de actuaciones encaminadas a la eliminación de estos prejuicios e ideas erróneas sobre las personas con enfermedad mental y abrir oportunidades para su efectiva integración. En la Comunidad de Madrid se viene trabajando en esta línea desde hace años desde la DECLARACIÓN DE MADRID CONTRA EL ESTIGMA Y LA DISCRIMINACIÓN DE LAS PERSONAS CON ENFERMEDAD MENTAL presentada en enero de 2011 con el compromiso conjunto y la colaboración tanto de la Comunidad de Madrid como del movimiento asociativo Pro Salud Mental de familiares y personas con trastorno mental y que se concreta en la Mesa interinstitucional contra el Estigma. Asimismo desde los centros y recursos de nuestra Red de Atención Social se vienen desarrollando cada año unas 200 actuaciones de sensibilización y lucha contra el estigma que trabajan por disminuir los prejuicios y el rechazo social que sufren las personas con trastorno mental, contando con su protagonismo activo, para demostrar que son personas capaces y que con los apoyos oportunos pueden integrarse social y laboralmente y tener una ciudadanía plena y digna. Este es el camino, trabajar todos juntos por una sociedad abierta e inclusiva en el que las personas con trastorno mental grave puedan integrarse y participar activamente.”.
En este sentido, la Fundación Adecco tiene claro que una vía muy eficaz es el voluntariado corporativo. “Mediante la participación conjunta en diferentes experiencias, conseguimos que los empleados de las empresas abran su mente hacia la salud mental, empaticen con las personas que tienen una enfermedad mental y sustituyan poco a poco sus prejuicios y temores por una percepción cada vez más favorable”- comenta Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Por ello, la Fundación Adecco y Grupo 5 están desarrollando voluntariados corporativos que permitan a los trabajadores compartir experiencias con las personas con problemas de salud mental en actividades muy variadas: talleres de informática, deporte, medioambiente, etc.
Durante el último año, Fundación Adecco y Grupo 5 han celebrado un total de 5 acciones de voluntariado de 8 empresas que han reunido a 169 voluntarios y a 111 personas con problemas de salud mental. Estas actividades han sido de muy diversa índole: talleres medioambientales, de hostelería, deporte inclusivo, etc. Pero independientemente del tipo de acción, lo importante es el intercambio que se produce entre personas con y sin discapacidad, consiguiendo, por un lado, la eliminación de barreras y estereotipos y, por otro, que las personas con problemas de salud mental participen en una actividad formativa que les permita mejorar sus habilidades de cara a su futura integración laboral.
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